Desde la consolidación de las microfinanzas, cuando el economista Muhammad Yunus creó el Grameen Bank o “Banco de los Pueblos” en 1976 en Bangladehs, el principal objetivo era erradicar la pobreza mediante la integración de la población marginada, en situación de pobreza o pequeños emprendedores al sistema económico.
Todo comenzó con un préstamo de US $27 a 43 mujeres que tendrían que utilizar el dinero para sus propios negocios de artesanías, con intereses muy bajos, sin un periodo de tiempo determinado para regresar el dinero, es decir, con que estas lo regresaran era suficiente.
Las microfinanzas están compuestas por distintos productos financieros dirigidos a personas en situación de pobreza, clientes de bajos ingresos, microempresas y autoempleados. Dentro de los productos ofrecidos están los microcréditos, ya sea grupales o individuales, cuentas de ahorro y micro seguros.
La parte más importante de las microfinanzas, el microcrédito, tiene un papel muy importante dentro de la economía, pues mediante ellos, la población en situación vulnerable puede desarrollar un negocio propio y/o autoemplearse, lo que le generará un ingreso y por supuesto la autosuficiencia financiera, o eso es lo que se supone debería pasar.
En México, debido a los altos índices de pobreza, desigualdad, la falta de educación financiera y distintos problemas estructurales que nos aquejan, el verdadero objetivo de las microfinanzas está muy lejos de cumplirse, la idea de prestar una cantidad pequeña de dinero para iniciar un pequeño negocio comienza a esfumarse desde que los recursos otorgados se utilizan para la compra de servicios y/o productos con la finalidad de satisfacer necesidades personales, de este modo, el desarrollo y crecimiento económico también se desvanece, además, las tasas de interés son muy elevadas en comparación con las tasas que ofrece la banca tradicional, lo que supone una fuerte contradicción al supuesto principal de las microfinanzas.
Para ejemplificar, solicitar un crédito en una de las instituciones microfinancieras más grande de México, la tasa de interés anual que se debe de pagar es del 80%, mientras que en la banca tradicional está en un aproximado de 40% anual, naturalmente el segmento de mercado al que se dirige una microfinanciera es más riesgoso, pero aún con esto, contradice el verdadero propósito de las microfinanzas.
No cabe duda de que las microfinanzas podrían disminuir la pobreza, pero mientras no exista educación financiera, planes de desarrollo social más ordenados y certeros, consciencia social, tasas de interés más atractivas y una fuerte orientación al emprendimiento, el verdadero objetivo de las microfinanzas está lejos de cumplirse.